Sobre la insubordinación
El éxito del marxismo como teoría que explica la estructura social, política y económica en el que los individuos luchan por un interés de clase, se debe al impulso histórico que existe y sigue predominando entre la clase dominante por encima de los dominados, es decir, que en alguna época, un grupo o élite se ha favorecido económicamente de otro (uno más que otro) a costa del “poder” mismo. La teoría de la subordinación, me parece que está clavada en el ideal marxista de dominado/dominador, o mejor pensarlo en los términos de subordinado/insubordinado. La pregunta que quisiera dejar en el aire sobre esta teoría es la siguiente: ¿Acaso el marxismo de la Escuela de Frankfurt ya no tiene el objetivo del “desenmascaramiento”, sino el análisis político en el que los países de América Latina deben ser subordinados para dejar de serlo, en otras palabras, volver a ser conquistados (económicamente) para ser ilustrados al estilo de Kant?
En esta primera parte del libro notamos que la teoría de la subordinación, según el autor se remonta desde los tiempos de Hernán Cortés en México y Francisco Pizarro en Perú. Aquí ya podemos visualizar los procesos en que un sector es sometido por una élite o grupo, al igual podemos notar el fin de la subordinación, y por tanto, el inicio de su independencia como Estado-nación. Gullo afirma que hay estados que tienen más poder que otros, porque unos tienden a constituirse o transformarse en subordinados. Los subordinados para Gullo serían aquellos que tienen más poder, es decir, los países más desarrollados y más ricos que pueden existir en el mundo.
La subordinación trae consigo procesos históricos que obedecen a un impulso de fuerzas trascendentales, a una dialéctica interna. Por ejemplo, “los estados democráticos subordinados poseen una democracia de baja intensidad. Lógicamente, existen grados en la relación de subordinación” (Gullo, 2008, 24).
El “poder” adquiere importancia como en cualquier teoría política o filosofía política, particularmente en la teoría de la subordinación el poder es una estructura que permea el modelo de Estado-nación, por eso, “(…) el poder es la condición sine qua non para garantizar la seguridad y neutralizar la codicia. La riqueza de los Estados que no tienen poder es siempre transitoria, tiende a ser efímera” (Gullo, 2008, 25). Entonces, el poder en términos generales es una condición que es relevante para el equilibrio de una nación, pero también representa la hegemonía de una élite que trata de mantenerse para no olvidar quien manda.
Por otra parte, la teoría de la subordinación está inscrita en la idea de un sistema internacional en el que interactúan las naciones. El método que emplea esta teoría apunta observar en su conjunto el acontecimiento político a las posibilidades del cambio que surjan; “por eso, nuestro método va del análisis del “estar” –la forma coyuntural del fenómeno político internacional– al análisis del “ser” –su sustancia concreta– para, volviendo al “estar”, vislumbrar el devenir” (Gullo, 2008, 29). De acuerdo, a Samuel Pinheiro existen mecanismo de subordinación que bien podrías explicarse mejor desde lo que él llama “estructuras hegemónicas del poder”.
Esto último se refiere a los procesos históricos que nacen justamente con el sistema internacional, y que vienen en el primer modo de globalización que se inició por los descubrimientos marítimos puestos en marcha por Portugal y Castilla, los personajes que destacan son Cristóbal Colón, Vasco da Gama, Sebastián Elcano, Magallanes, etc. Así, las estructuras hegemónicas del poder tienen el objetivo de organizar los formatos económicos y políticos de Europa. Pinheiro muestra en gran medida que a partir de las relaciones económicas, políticas y sociales, depende de un proceso histórico en el que involucra al modelo de Estado-nación. Las estructuras hegemónicas se caracterizan por cuatro estrategias.
La primera, sería la división interna y la fragmentación territorial de los Estados periféricos; la segunda, es la generación ideológica, es decir, la elaboración de términos o conceptos, visiones del mundo y situaciones especificas; la tercera, se refiere a la formación de élites, es decir, la conformación, en los países de la periferia, de élites y de cuadros políticos locales, admiradores de las estructuras hegemónicas; y la última, la difusión ideológica de las ideas generadas en el centro de las estructuras hegemónicas de poder, que tiene como objetivo la difusión del modo de vida.
En esta parte me gustaría hacer hincapié en la subordinación ideológica-cultural como una estrategia principal. La meta de este tipo de subordinación es no conquistar el territorio o nación sino; el control de las mentes de los hombres como herramienta para la modificación de las relaciones de poder. Esta noción de ideología no es para nada diferente a la que en algún momento propuso la Teoría crítica, al menos en Marcuse notamos que los medios de producción es un modo de visualizar la falsa conciencia, ya que es una forma de alineación donde los individuos siguen un ideal, al igual que el borreguísimo de Nietzsche. Por el contrario, la insubordinación sería la negación de la subordinación o la desviación de los intereses ideológicos.
En la segunda parte de este análisis de la construcción del poder en las naciones, pone atención a lo que Gullo ha denominado “el umbral del poder”; se refiere al poder mínimo necesario por debajo del cual cesa la capacidad autónoma de la unidad política. Esto permite explorar de modo sintético una serie de parámetros que existen y en un momento dado se desvanece. La urgencia del umbral del poder es para tratar de que el modelo de Estado-nación, no se convierta en estadio de subordinación y por tanto, se vuelva dependiente de otras naciones o ideologías-culturales. La polémica que deja en la mesa es, ¿saber cómo es posible que los países particularmente latino americanos, puedan adquirir el umbral del poder?
Ahora bien, cabe preguntarse: ¿qué pasa con los países que no logran el umbral del poder? “Los estados que no llegan ese umbral de poder, aunque puedan alcanzar una gran prosperidad económica, tienden a convertirse, inevitablemente, en “objetos” de la política internacional, es decir, en estados subordinados” (Gullo, 2008, 46). Cabe decir, que la estructura económica no es una condición necesaria para que no sea subordinado, más bien, se trata de sustentarse de un “poder” como parte fundamental para que se pueda afirmar que, un Estado-nación sea un mecanismo anti-hegemónico o mejor dicho una insubordinación.
De este modo, el “poder” representa la columna vertebral de cualquier Estado dentro de un sistema internacional. Las teorías sobre el “poder” pueden ser aquellas que sustentan en las decisiones del Estado, por ejemplo, Hobbes afirma que el poder está en el Estado o conocido también como el famoso Leviatán. “Los elementos del poder no son factores estático, ubicados en una especie de mundo de las ideas platónicas, sino elementos dinámicos; que la lluvia de la historia puede, como en el caso del agua aplicada al cemento, disolver o solidificar” (Gullo, 2008, 50).
En la tercera parte de la insubordinación fundante, encontramos el proceso de la globalización que afecta a la mayoría de los países tanto europeos como Latinos. Aquí se inicia un sistema internacional que intenta radicalizar los medios de producción en cualquier parte del mundo. Gullo en lugar de decir globalización lo ha denominado universalización. Este mecanismo de dinamizar economías es un proceso histórico que se remonta en los comienzos de los grandes descubrimientos geográficos, tales como el hallazgo del continente americano o en particular de las nuevas colonias españolas, tripulación comandada por Cristóbal Colón, Hernán Cortes, etc.
La globalización empezó por los impulsos de Portugal y Castilla; el impulso marítimo de Portugal nace así de una necesidad vital, que sería llegar al Asía bordeando el mundo musulmán. Por eso, “los siglos de lucha contra el poder musulmán por la reconquista de la península ibérica fueron conformando, paulatinamente, las cualidades bélicas y navales que permitieron al pueblo ibérico romper el cerco islámico. No hay duda alguna de que los comienzos de la potencia marítima tanto de Portugal como de Castilla y Aragón se hallan en la guerra contra los musulmanes” (Gullo, 2008, 57). Bajo lo anterior, podemos notar la lucha contra los musulmanes que intentaban volcarse contra las fuerzas de castilla.
La experiencia de Europa dentro de un sistema internación, le valió para notar el impulso de siglos antes para reconocer las nuevas bases de una economía fuerte, que es controlada por algunas naciones europeas, tales como Francia y Alemania. Para salvar a economías como Grecia, España, Italia, etc. De modo que, la globalización que generó el mayor movimiento expansionista de la historia humana, tendiendo a unificar el mundo entero, hizo que Europa comience a “experimentar” en esta etapa un posible movimiento opuesto de segmentación de los pueblos en étnico-nacionales. No podemos decir que la globalización es un movimiento de nuestra época, Gullo describe cómo se va constituyendo los mecanismos económicos y políticos que atraviesa el poder.
En la cuarta parte de este libro de Gullo, hablaremos de cómo Gran Bretaña ha sido la primera nación que transformo la vida a partir de la revolución industrial, así como también el país que entro en el proceso de la globalización e insubordinación. Según Habsbawn la revolución industrial es la trasformación más profunda de la misma experiencia humana. De ahí, que Gran Bretaña sea el Estado-nación más industrial y por tal motivo eleve lo que Gullo llama umbral del poder, sobre este país dependen otros más, lo cual sería el Estado subordinante.
Bibliografía:
Marcelo, Gullo (2008), La insubordinación fundante. Breve historia de las construcciones del poder de las naciones. Bueno Aires: Editorial Biblos.