El rechazo judío en Holanda: Spinoza el reclamo de un derecho político
(…) no tenemos la libertad de crear nuestra vida o el mundo en que vivimos
Pero sí somos libres para desdeñar la vida y abandonar el mundo.
Hannah Arendt.
La cultura occidental (Europa) ha puesto en la mayor parte de los judíos un rechazo de tipo ético-político, esto, se percibe particularmente en la historia de la filosofía como una prueba más de toda represión y llanto hacia los judíos (as), como el caso de Hannah Arendt, Walter Benjamín, Frank Kafka y otros judíos propiamente no filósofos que han sido victimas del totalitarismo de la Alemania nazi (antesemitismo).
Otro judío que resalta a la vista y que me interesa señalar es Spinoza, un filósofo “que nació en Holanda, país al que emigraron sus padres, judíos españoles exiliados desde Portugal. Creció intelectualmente en Ámsterdam: tradición de la cultura judeoespañola, su filosofía, amen de la Biblia.” Su vida como judío fue compleja, ya Karl Jaspers nos habla un poco de su condición judía en Holanda, pues dice: “Spinoza no era holandés porque lo fueran sus antepasados remotos, sino por derecho político”
Esto es, que Spinoza no podía reclamar una patria (como Holanda) porque él sabía que no pertenecía ella, (porque no lleva en su venas la sangre holandesa) sino judía por sus padres, pero la única esperanza para Spinoza era exigir un derecho político por el hecho de ser un hombre y de vivir en Holanda para poder vincularse de manera legal con su estado.
La problemática que afecto a Spinoza es cómo cada país legitima su nacionalidad, esto es, qué atributo te hace ser mexicano, judío, español, argentino etc., acaso es llevar en la sangre la raza (alemana, holandesa) de algún país, me parece que no sólo importa la nación, sino también los derechos constitucionales que permita reconocer políticamente a la gente de otro país ajeno, de manera abierta y solidaria siempre y cuando se acuerden leyes que lo permitan. Spinoza se aleja de esto, como un judío errante, como dice mi maestro Julio Quesada. ¡que tenga oidos que me oiga!