Walter Benjamín: el ocaso de la historia a la política
Cuanto más de cercana se mira una palabra,
desde tanto más lejos devuelve su mirada.
Karl Kraus.
El ángel de la historia representa para Walter Benjamín no sólo una analogía con el cuadro de Paul Klee sino también constituye un paradigma necesario para repensar el sentido de la historia desde una perspectiva del tiempo homogéneo y vacío, la cual ha permanecido de la mano del materialismo histórico. Sin embargo, el propósito de Walter es mostrar una serie de implicaciones de las cuales es muy difícil de notar a simple vista en la historia, o mejor aun es lo que ya esta dado en el presente o sigue dándose. Con esto, el ángel bejaminiano juega un papel muy importante en el modo de ver de la historia así como hacer una crítica severa a la concepción progresista:
De este modo, el ángel de la historia no mira hacia adelante debido a la insistencia de ver o de observar una serie de acontecimientos que fueron azotados por el pasado, y están atrapados por las pruebas concretas y evidencias de los historiadores. (el cliché científico) Así pues, el ángel es arrastrado por eso llamado progreso hacia el futuro, y por tal motivo no puede regresar a ser parte de ese pasado o bien a construir lo que se echo abajo, simplemente porque esta a favor de una sociedad cosmopolita (a nombre de Kant) sometida por los triunfadores y ganadores de la Historia universal.
Por eso, el ángel de la historia es una figura que más allá de representar el paradigma de la historia benjaminiana es quizás una imagen que sirve para repensar el presente, (como Nietzsche que no confiaba en los estudios de la historia sino en la producción de una genealogía). Tal presente es incesante por los giros de la modernidad y sobre todo de la posmodernidad, pues su principal inquietud de este último fue sentenciar a la historia, esto es, el fin de la historia entendiendo ésta como una metarrelato lleno de interpretaciones y nihilismos.
De cualquier modo, el cuadro de Klee ayuda a examinar una historia muy diferente a las demás, eso no significa que su interpretación crítica no sea valida sino más bien se trata de un pensamiento judeo-marxista, tan diferente que el tiempo juega una papel importante en este acontecer de la historia, donde el presente no sólo forma parte de un pasado sino también de una memoria de sí mismo, cuyo valor es un autoconocimiento de tipo histórico de aquellos hechos o acontecimientos vivos en los diferentes nuestra historia.
El sentido de la historia universal se allá precisamente en las evidencias y hechos que ha legitimado el conocimiento de una sociedad, esto se debe en gran parte a la relación del pasado con el presente en términos de causa-efecto. Aparentemente, esto ha sido el rumbo que quizás desde la creación en el génesis I, el sentido de la historia propuesto por Dios tenga una universalidad del mundo en tanto seres humanos. Por su parte, la modernidad adquirió ese tono en tanto historia de lo concreto o real dado por el historicismo.
En cambio, la historia que piensa Walter Benjamín radica primordialmente en rescatar un pasado atrapado por injusticias sociales, políticas etc. Por eso, trata de repensar las posibilidades de una historia crítica, y sacar de la historia universal lo que no han dicho los historiadores de los vencidos. Vencidos que forman parte de los oprimidos y más aun de saber la verdad, esto ha hecho creer en el progreso, pero un progreso inservible e insuficiente para las necesidades de un presente: como el tiempo de ahora del que habla Benjamín.
(…) si la historia no se reduce a la historia del grupo de los vencedores, y si el pasado no es sólo la reinvención de la tradición, y de los hechos orquestada por estos dominadores que han ganado, entonces la tarea del historiador critico consiste también en reivindicar y rescatar a todos esos pasados vecinos que, a pesar de haber sido derrotados, continúan vivos y actuales, determinando una parte muy importante de la historia.
Así, para Benjamín ver la historia a “contrapelo” es recatar aquello que quizás esta oculto entre los escombros de la catástrofe, donde existe una gota de esperanza en encontrar a alguien con vida y poder ayudarlo, para ir de un pasado vivo a un presente concreto que no esta muerto a pesar del fuerte huracán. Sin embargo, ese presente concreto es también parte de un pasado que reclama ser visto o escrito, de hacer justicia.
Walter Benjamín, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, Traducción de Bolívar Echeverría, Editorial Contrahistorias, Tesis IX, p. 24.