¿Desobediencia civil o reclamo político?
Las situaciones de riesgo que han emergido en los últimos meses en nuestro país, como las marchas en contra de la Reforma Educativa, la inseguridad, el narcotráfico, el debate sobre la legalización de la marihuana, la controversia sobre la Reforma Energética (este último reciente) y todos aquellos problema que siempre han estado implícitos como la corrupción, la crisis económica, aumento de gasolinas y gas, educación miserable entre otros. Parecen ser problemas que están orillando a una Democracia ha de desaparecer o bien a replantear sus estrategias y discursos ilustrados; debido a que ni los gobiernos ni las instituciones resultan ser lo más benévolos ante las inclemencias de los ciudadanos de hoy.
La Democracia griega de la época de Platón y Aristóteles quizás privilegio a una élite pero lo cierto es que trajo dividendos a la polis; por un lado, porque su población era demasiado pequeña y por tanto era mucho más fácil llegar a un consenso; por el otro, la participación de las mujeres, comerciantes y esclavos no era aceptada por los prospectos de una Democracia con tintes socialistas. Afortunadamente en México la participación de las mujeres y hombres de cualquier esfera social, están reconocidos políticamente bajo una normatividad y reglas institucionales, que lejos de beneficiar “bloquea” o vuelve más compleja la relación entre los gobernantes y los ciudadanos. ¿De qué sirve que las estadísticas indiquen que hay más participación de los ciudadanos a votar, sí no se ve reflejado los dividendos de una Democracia en las necesidades de una sociedad?
Queda claro que una Democracia deja en desacuerdo a mucho y a pocos, sólo un grupo o conjunto de individuos queda conforme con su decisión, pero otro grupo menos de la cuarta parte queda con dudas. Probablemente este inconveniente social y político se resolvería sí existieran mecanismos legales de reclamo político o desobediencia civil, de modo que esa cuarta parte y una fracción de los grupos revocarán su cargo público que la democracia le otorgó. El caso más reciente es el de Egipto (2013), que no quieren que siga Mohamed Morsi como presidente de esta nación, al cabo de hoy el golpe de Estado ha cobrado más 638 muertos y decenas de heridos por la violencia entre los que quieren seguir en el poder y los que se oponen. Más allá de juzgar la terrible situación de Egipto, de fondo existe un reclamo político o una desobediencia civil que pone en jaque aun más los ideales modernos y utópicos de las Democracias del siglo XXI.
Los retos para la sobrevivencia de la Democracia son cada vez más complejos en una Sociedad de Riesgo, tal como lo escribe el Sociólogo Ulrich Beck en su libro titulado de eso modo, en el cual presenta los desafíos no sólo políticos sino culturales, económicos, sociales y ecológicos que deben enfrentar las sociedades globalizadas. Me parece que la desobediencia civil es un fenómeno que encaja de manera significativa en este tipo de sociedades, David Thoreau fue en América un parte aguas para evidenciar con mayor acracia lo que llamamos desobediencia civil; su influencia llegó a lugares, tiempos y a personajes jamás imaginados, Martín Luther King y al mismo Gandhi fue producto de su imaginación que reveló ciertas prácticas (ya sea el racismo en EEUU. o la lucha de ideales políticos en la India).
En México las situaciones de riesgo son cada vez más susceptibles caos social y político, en realidad no enfrentamos a momentos transcendentales en nuestra historia, ya que lo que hagamos o dejemos de hacer desde cualquier trinchera es y será la esperanza para las próximas generaciones. Reformar los discurso y prácticas políticas es la utopía de hace dos siglo y la posibilidad de cambiar nuestro presente. Finalmente, reconocer que las manifestaciones, paros e inconformidades sin duda nos afectan, ¿pero se trata de una rebeldía sin gloria o de una consecuencia que siempre ha estado implícitamente en los procesos y prácticas de nuestra democracia?