La genealogía como anti-ciencia

Publicado en por Heriliam

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Es un error asociar o reducir a la genealogía como un estudio de las relaciones entre individuos y origen. Más bien, la genealogía señala la emergencia y procedencia de los procesos históricos, para saber cómo se constituyen históricamente los individuos desde sus raíces hasta hoy.  En cambio, en la filosofía al menos platónica no podemos afirmar lo mismo, ya que Platón considera que existe un mundo eterno y perfecto, en el que las cosas como tal pertenecen a una esfera ahistórica e inteligible que imposibilita percibir sus transformaciones históricas, las cuales están sujetas a la incapacidad  de comprender las distintas mutaciones históricas que son susceptibles en cualquier proceso. 

          En la actualidad, la genealogía juega un papel clave en el análisis histórico de las relaciones sociales, culturales, económicas y políticas. Su concepción no consiste en modificar los hechos de la historia o en hacer de los individuos unos dioses sino, “(…) se trata de hacer entrar en el juego los saberes locales, discontinuos, descalificados, no legitimados, (…).”[1] Esta genealogía se encuentra estrechamente ligada a la historia, no precisamente una historia en sentido tradicional mejor una “historia efectiva”, tal y como la piensa Nietzsche.

           El proceder de esta historia surge en la medida en que lo discontinuo se presenta, no como un elemento extraño del proceso histórico más bien como una irrupción que se opone a todo proceso lineal, inmutable y perfecto de la historia. Marx formula una noción de historia que no es compatible con el proceder de la genealogía, (que percibo desde Nietzsche, pero que pienso desde la posición de Foucault). El carácter de la historia según Marx, reside en las relaciones de producción que se determinan a través del materialismo histórico, es decir, de acuerdo a un “valor” extrínseco, las cosas poseen un costo, que se basan en un intercambio entre los mismos individuos con el fin de adquirir un bien.

         El marxismo según su configuración histórica –lucha-represión–, tiene una afinidad científica sencillamente porque trata de justificar cómo el individuo ha sido en distintas épocas, blanco de las relaciones de producción –bajo dicotomía dominados y dominadores–. Ahí es, justamente donde se piensa que existe una “racionalidad” que opera en estas relaciones sociales, políticas y económicas, en el que el “sujeto” es sometido por el poder, que en otros términos sería la dialéctica del amo y el esclavo como una estrategia que permite observar la correspondencia entre opresor y oprimido.

         En cambio, la genealogía no busca fundamentarse en el carácter científico, o el método para alcanzar la Verdad. Sin embargo, su tarea es la búsqueda de saberes que aunque no están justificados mediante estructuras objetivas, “la genealogía sería, pues oposición a los proyectos de una inscripción de los saberes en la jerarquía del poder propia de la ciencia, una especie de tentativa para liberar a los saberes históricos del sometimiento (…).[2] En efecto, la genealogía intenta liberar a los saberes históricos que están atrapados en la ciencia, su liberación implica sustraer los saberes excluidos para tratar de remover aquello que parecía a simple vista “verdadero” precisamente por ser de algún modo evidente y cierto para nuestra experiencia.

         Por ello, la genealogía no puede adquirir la categoría de ciencia, sino de una anti-ciencia[3]; ya que la genealogía lucha “(…) sobre todo contra los efectos del saber centralizador que ha sido legado a las instituciones y al funcionamiento de un discurso científico organizado en el seno de una sociedad como la nuestra.”[4] Donde la ciencia ejercer dominio sobre los saberes, en el cual el individuo participa de un proceso de domesticación, sin interrogar o cuestionar alguna idea que lo lleve un rechazo o crítica sobre el saber centralizador, al contrario, la ciencia se toma como útil en la media en que hace más sencilla la vida y los quehaceres del hombre.

 



[1] Michel Foucault, “Curso del 7 de enero de 1976” en La Microfísica del poder. Madrid: Ediciones la Piqueta. p 138. 1992.

[2] Ídem, p. 139.

[3] La genealogía es una anti-ciencia en el sentido de que no busca clasificar y administrar los contenidos o conocimientos ya descubiertos por la ciencia, para establecer su análisis o profundidad desde el enfoque histórico. Al contrario, quiere resaltar aspectos que no han sido pensados en términos históricos para tratar de cambiar en la medida de lo posible lo que pensamos, decimos y hacemos. 

[4] Ibídem, p. 138.

 

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