Jacques Derrida: el camino de la “Otredad”

Publicado en por Heriliam



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Derrida fue un personaje de renombre dentro de la filosofía francesa puesto que trazo la posibilidad de repensar la filosofía de otro modo, alejándose de cualquier presupuesto moderno. Lo que Derrida siempre manifestó en su filosofía fue un compromiso político, y sobre todo su condición como judío, aunque él había nacido en Argelia descendía de una familia con raíces judías. Al igual que Jacques Derrida; Spinoza reclamo su “patria” no porque sus antepasados remotos fueran ya holandeses sino por un derecho político; Arendt, que huyó de los nazis por defender su lengua prohibida expreso su malestar por los abusos de A. Hitler; y Benjamín, con su “mesianismo” mostró las debilidades de una historicidad moderna cuya resultado fue dar cuenta de una historia a “contrapelo”.  

            Todos ellos, junto con Jacques Derrida fueron victimas de una vida excluida que por azares del destino en Europa se convirtió en una especia de desprecio, un desprecio que no ha cesado desde la crucifixión de Jesús, el “hijo de Dios”, pasando por el terror de los nazis sobre los judíos, y prolongándose entre palestinos-israelitas. Derrida, ante esta exclusión mete el diente en la “Otredad” como una plataforma que permite entrever las delimitaciones entre entidades y desigualdades, que consiste en el devenir de una presencia-ausencia, de una identidad-no identidad, la búsqueda de un “yo”.  

            Ese, “yo” derridiano no intenta maximizar una identidad sino una ficción que se plantea en términos de presencia-ausencia, es decir, es judío argelino y no es francés, es y no es argelino; esto, significa que no está afiliado a una identidad o permanece a una casta. Es cierto que no puede identificarse como judío, argelino, francés pero tampoco ha podido escapar completamente de esta condición. Por ello, para Derrida la “Otredad” es su irreducible existencia, existe para él mismo, y para el “otro”, los “otros” aunque no sea de su misma cultura, modo de vida o identidad. “Una descripción más acertada sería que Derrida “es y no es” judío, “es y no es” magrebí o “es y no es” francés. Es esta experiencia de vivir entre varias posibilidades, esta “otredad” que viene de vivir en medio de una multiplicidad de discursos...”

            La “Otredad” derridiana nos conduce a un terreno más dinámico y menos rígido. Esta cuestión se ha discutido fuertemente desde el “intercultualismo” y en la propia “cultura”. A mi parecer, hay una línea que aun no ha sido demarcada por el discurso de la “Otredad”, al menos como pienso que tendría un mayor efecto si se cuestiona desde el punto de vista jurídico; ¿Por qué se trata al delincuente como un “otro” radicalmente diferente a uno, si todo hombre es susceptible de ser delincuente, pues ese “otro” tiene los mismos derechos igual que los demás?, o ¿Por qué en la impartición de justicia el “otro” como vulnerable normalmente se queda fuera de ella?.

            Finalmente, por una parte el pensamiento de Jacques Derrida da cuenta de su condición judía la cual no echa al saco roto, sino al contario, se vislumbra en su propia experiencia personal, en la mundanidad del mundo. Emmanuel Lévinas parece ir de la mano con Derrida en cuanto al camino de la “Otredad”. Sin embargo, Lévinas piensa al “otro” como una presencia de un ser que no entra en la esfera del Mismo, ya que el “otro” responde a aquello que no soy yo, a aquello que es anterior a mí y, gracias a lo cual yo soy quien soy. Entonces Lévinas piensa al “otro” con las figuras del huérfano, el extranjero y la viuda.

Y Derrida por su parte, ve al “Otro” como un devenir; “soy y no soy” mexicano, “soy y no soy” veracruzano.

 

 

 

Les deseo el mejor inicio de año 2010 a mis lectores y amigos: un abrazo.

 

 



Alberto Constante, “Derrida, memoria de la exclusión”, en Esther Cohen (comp), Jacques Derrida Pasiones institucionales II, México, UNAM, 2007, p.162. 

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L
en que articulo habla Derrida acerca de la otredad?
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